Astrologia Antiga

Astronomía, Astrología y Política

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Astronomía, Astrología y Política en Marco Tulio Cicerón Siglo I A.C. y en Marco Manilio Siglo I D.C.

Ana Palmés

Universidad Nacional de San Juan (Argentina)
Actas del VI Coloquio Internacional ΑΓΩΝ
Competencia y Cooperacíon de la Antigua Grecia a la Actualidad
Homenaje a Ana María González de Tobia
La Plata, FAHCE-UNLP, 19 al 22 de junio de 2012 – ISSN:2250-7388

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Resumen

Realizamos un estudio de la “simpatía cósmica”: la visión filosófica unificada y armónica del universo propia del Estoicismo Medio de Panecio y Posidonio y su influencia en estos dos autores.

Analizamos la relación de la astronomía y de la astrología vinculada al aspecto político-filosófico en De Republica de Cicerón, y en las Astronomica de Manilio: planteamos interrogantes acerca de la causa de esta vinculación, e indagamos en la posible necesidad, en el caso de Manilio, de enmascarar políticamente una posición filosófica.

Las referencias a Augusto en la obra de Manilio, a los grandes héroes de Roma en la de Cicerón, o el hecho de “mostrar” la grandeza de Roma, o la buena estrella de sus gobernantes son algunas de las estrategias argumentativas utilizadas: el empleo de recursos retóricos como la “escenificación” y la “analogía”, entre otros, “ayudarían” a sostener una determinada postura ideológica política y filosófica en los mencionados autores.

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Desde tiempos muy antiguos hubo gran interés por los estudios astronómicos y astrológicos. Entre el fin del siglo VII y los comienzos del VI a. C., el problema cosmológico es el primero en destacarse como objeto de investigación sistemática. Según Mondolfo, este desarrollo sistemático es el resultado de varios factores entre ellos la asimilación de conocimientos astronómicos y matemáticos traídos a Grecia en esta época de gran expansión colonizadora.

En Roma, en la época de Augusto se incrementó el interés hacia la astronomía, y pasa a primer plano con la obra de Cicerón: el episodio del Sommium Scipionis que forma parte del tratado De república (L.VI), De Natura deorum, De adivinatione, De fato y sus traducciones del Timeo de Platón. Manilio, en sus cinco libros de sus Astronomica escritos en hexámetros, realiza una exposición global de las doctrinas y de las creencias astrológicas de la época.

Las primeras concepciones naturalistas son tomadas del mundo humano y social, pues demuestran que el problema de la naturaleza está asociado a los de la vida y a las creaciones del hombre y de la sociedad; se hace una proyección de la pólis en el universo.

En el s. IV a. C., la pólis griega es el marco de referencia del pensamiento aristotélico: la pólis se considera una forma de vida privilegiada, en ella se da la libertad que permite la vida filosófica, política y cultural, la filosofía encuentra a la política como la forma de vida que le da sustento. Para los griegos naturaleza (physis) significa la totalidad del mundo, del cosmos, de todas las cosas que hay, y todas tienen vida; esta idea de mundo, cosmos, incluye la idea de movimiento de ese mundo, de la vida. Aristóteles enfatiza la idea de movimiento a partir de un principio inmanente a todo ser, physis es aquello que crece, como la materia intrínseca de donde proviene lo que nace, el principio del primer movimiento en todo ser físico (phyestai). Para Aristóteles no hay oposición entre naturaleza y cultura. La pólis, la civilización, los bienes culturales son producto de la naturaleza. Las potencias o capacidades del hombre desarrolladas en el ámbito de la pólis son cualitativamente distintas de las fuerzas que animan el mundo físico, pero ambas son consideradas naturales4.

4 “La polis o ciudad estado griega, ya constituida en el s. V, es un conglomerado urbano rodeado por la población rural, predominantemente agrícola, es una unidad política con sus leyes (nómoi), incluye no sólo sus miembros de derecho, los ciudadanos (polîtai), sino también a trabajadores, comerciantes y esclavos que no participaban de la vida política pero sí de la actividad comercial y militar”.

En el s. IV a. C. comienza un lento período de decadencia de la pólis griega, las ciudades-estado pierden se relativa independencia bajo distintos poderes, principalmente el imperio de Alejandro Magno que abre lo que se conoce como época helenística o del helenismo. La influencia de Aristóteles decae a partir del s. IV y la filosofía vuelve el pensamiento a Sócrates, maestro de Platón, con las escuelas cínica, epicúrea y estoica. En el contexto del imperio de Alejandro, la filosofía deja de ser explícitamente política y se vuelve a la interioridad, el hombre griego pierde el sustento político y cultural de la pólis y su identidad como ciudadano. Durante esta época se desarrolla en la península itálica una nueva civilización, la civilización romana con sus tres grandes etapas de gobierno, la Monarquía, la República y el Imperio; en ella va a influir esta filosofía preocupada por los problemas éticos, por ejemplo qué significa ser sabio o virtuoso, los filósofos buscan una explicación equivalente de un orden político que ya no es más la pólis sino una cosmópolis, buscan conocer el principio que rige y armoniza todo el cosmos, apelan a la idea de un espíritu creador, lógos espermático o noûs hegemónico que gobierna todas las creaturas:

Los estoicos demuestran que el Dios inteligente es fuego artífice, que se dirige a la generación del mundo, conteniendo en sí las razones seminales, según las cuales se engendran por predestinación todas las cosas particulares, y es espíritu que penetra todo el universo, que toma varios nombres de acuerdo a las diferencias de la materia, en la que ha penetrado.

En Roma, por influencia del estoicismo medio de Panecio y Posidonio6, Cicerón va a tomar esta nueva escuela y va a reforzar la idea de la subsunción de la vida humana bajo una naturaleza universal, naturaleza-ley o ley natural, ya no se trata como en los griegos de un cosmos movido por la fuerza de la physis, de un mundo natural en movimiento en donde cada cosa sigue su télos, sino que todo se ordena en un continuum de fines que comienza por el hombre y sigue rigurosamente con la comunidad, la humanidad, la naturaleza, una especie de cadena en donde los fines de cada región o escalón de fenómenos está ligado con el siguiente. Todo está regido por una ley natural, perpetua, verdadera pero fundamentalmente racional (Las leyes), recurre a la figura de la legalidad de la razón universal para explicar la regularidad de los fenómenos y la finalidad del universo.

6 Panecio (+110 a. C.) preside la escuela de Atenas (129 a. C.). En Roma se relaciona con el círculo de Escipión el Africano, el Menor, con Lelio, y con el pontífice Mucio Escévola. Tuvo una gran influencia en Roma, sobre todo en M. T. Cicerón, en sus escritos sobre la acción y la abstención, sobre la quietud del ánimo, la providencia y los deberes (De Officiis).  Posidonio de Apamea (Rodas, alrededor del 51 a. C.) fue un polígrafo griego. Cicerón y Pompeyo, entre otros, fueron sus discípulos. Influyó en Juliano el apóstata, Nemesio (obispo cristiano). Obra: “De mundo”, escrito pseudo-aristotélico.

Cicerón por influencia de los escritos de Platón adopta la forma de Diálogo en algunas de sus obras como por ejemplo en la República (54 a. C.)8 y en Las Leyes (muy mutilados). A través de este género discursivo, y con la participación de determinados sujetos elegidos para tal, se exponen, se discuten y se criticaban ideas filosóficas en el contexto de una conversación o un debate en el que participan, por lo general, dos o más interlocutores. Mediante métodos como el comentario indirecto, los excursos o el relato mitológico, así como la conversación entre ellos, se relevan, completan o entretejen; también se emplean monólogos de cierta extensión.

En la República, intervienen nueve personajes históricos, si a esto le sumamos que inicialmente se contemplaba distribuir la acción de la fábula en nueve actos resulta correspondientes a cada uno de los días feriados de la novendiales, resulta inevitable conjeturar que unos y otros estaban relacionados con las esferas del cielo. Finalmente la obra fue dividida en tres escenas, correspondientes a iguales días, durante las Ferias Latinas.

Una de las fuentes fundamentales para la República y Las Leyes de Cicerón, es la obra fundamental de Platón: “Timeo o de la naturaleza”9. El estudio de las revoluciones celestes tenía un objetivo religioso (teológico), y moral: armonizar los movimientos interiores del alma con los del universo. Al referirse al cuidado del cuerpo y del alma expresa:

“Es preciso cuidar las partes lo mismo que el conjunto, y para ello imitar lo que pasa en el universo”. (Platón. Obras Escogidas. Timeo: 754) “Los movimientos, que cuadran con nuestra parte divina, son los pensamientos y revoluciones del universo”. (Platón. Op.cit.: 757)

9 Timeo era de Locres, en la Gran Grecia, y pertenecía a la secta de los pitagóricos.

Esta idea en la obra de Cicerón se va a sumar la concepción de la naturaleza entendida como un todo pero de una manera práctica, aplicada a la comunidad como una pluralidad de hombres unidos en una sociedad en pro de alcanzar el bien común.

En el conjunto de la obra, la opinión del autor aparece como una “gran voz”, y a diferencia de Platón, el autor se incluye como Sujeto en el diálogo a través sobre todo de Escipión Emiliano: sus réplicas frecuentemente muy extensas se distinguen con claridad de las de los otros Sujetos, todos son personajes ilustres.

Al comenzar el Tratado y a modo de introducción, Cicerón explica el concepto de virtud y los relaciona con el quehacer vinculado a los negocios públicos, de los héroes que salvaron a Roma en todos los tiempos. Expone un concepto de virtud práctica y natural: el sabio debe dedicarse al gobierno de los negocios públicos, estudiar los asuntos civiles; la sabiduría consiste en gobernar un estado bien organizado sobre la base del derecho público y las costumbres, en lugar de ofrecer “teorías”, mostrándose alejados de los negocios públicos. Nombra una serie personajes ilustres que perdieron la vida por la patria.

Las alusiones a la naturaleza y las analogías referidas a ella son constantes. Al hablar de la República Tuberón le dice a Escipión: “Tuberón-(…); pero es cosa rara encontrarte a ti ocioso, especialmente en tiempos tan borrascosos para la República”.

El autor al referirse a M. Catón expresa: “Mas no faltan quienes lo consideran insensato, por exponerse (…) a luchar en el tempestuoso mar de los negocios públicos”. Y al referirse a él mismo dispuesto a arriesgar su vida por la patria dice: “no hubiese vacilado en arrostrar las tempestades más violentas, y hasta el rayo mismo, con tal de salvar a mis conciudadanos…”.

El hombre apto para el gobierno de la república es el sabio que debe ser como un piloto que dirige una nave en el mar, expresa: “(…) aquellos que no se creen capaces de ser pilotos en mar tranquilo (…), se crean aptos para empuñar el timón en medio de embravecidas olas”.

Al iniciar el tema político fundamental emplea como recurso el discurso referido, a modo de ejemplo, va a referir un diálogo que le contó a él siendo aún muy joven, en Esmirna, Rutilio Rufo, discípulo del filósofo Panecio y amigo y compañero de armas de Escipión. Los sujetos del diálogo aparecen situados en una época anterior en los jardines de la casa de Escipión, aprovechando el descanso que ofrecían las Ferias Latinas. Se trata de una ficción dentro de una ficción, o bien lo que se denomina mise en abime: relato, (en este caso se trata de un diálogo), enmarcado, así también el sueño de Escipión. Los personajes van llegando uno a uno al lugar de la escena con el propósito de entablar una conversación política y filosófica. Todos los integrantes del círculo de Escipión son hombres cultos y cuatro de ellos sustentan la doctrina estoica Escipión, Lelio, Rutilio, Fanio.

Si bien el tema a tratar en esta primera parte como punto de partida es la ciencia, la idea es comentar acerca de la aparición de dos soles, también el autor se va a referir a Panecio estudioso de los fenómenos celestes y a los filósofos que se dedicaron al estudio de los números, la geometría y la armonía a la manera de Pitágoras, y no solamente de cuestiones morales (según opinión de Tuberón). Se debate acá si los filósofos deben o no dedicarse al estudio de las cosas naturales.

Lelio da un giro al diálogo, propone como “conversación utilísima”: “Lelio- ¡Cómo, Filo!, estamos ya enterados de todo lo que ocurre en nuestras casas o interesa a la República, para investigar lo que acontece en el cielo?”.

 Lelio cita a un sabio Elio Sexto, amigo de la familia de Tuberón:

“Observan los astrólogos los movimientos del cielo, Júpiter, la cabra, el escorpión y no sé qué otros animales: no ven lo que tienen a en los pies y quieren penetrar en los asuntos celestes”.

Lelio se dirige a Tuberón, el recurso que utiliza es la ironía:

“¡Cómo!, ¿el nieto de Paulo Emilio, sobrino del Africano, el miembro de familia tan distinguida, el ciudadano de tan gran república, pregunta por qué se ha visto dos soles y no pregunta por qué vemos hoy en una sola república dos senados y casi dos pueblos?”.

Se debaten qué tema discutir porque para Filo es importante debatir qué pasa en los cielos hace un paralelismo entre la morada celestial y terrenal; se habla además de la esfera armilar de C. Sulpicio Galo, conocedor y aficionado a la astronomía, la de Arquímides, modelos que mostraban en forma rudimentaria nuestro sistema planetario, pero para el autor en la voz de sus personajes hay que dejar de lado los temas astronómicos para atender los problemas de la república. Comentan acerca de eclipses conmovieron al ejército de Paulo, el macedónico, y al de Pericles, pero una vez más el autor, a través de este juego de voces, propone tratar como tema más importante los asuntos de la República y para ello necesita una definición que va a estar dada expresada en boca de Escipión:

“Así pues, república es cosa del pueblo; pueblo no es toda reunión de hombres congregados de cualquier manera, sino sociedad formada bajo la garantía de las leyes y con objeto de utilidad común”.

En cuanto al tema de los gobiernos va a desarrollar la idea de los ciclos políticos10 tomada del filósofo estoico Panecio y de Polibio, el historiador griego-romano. La manera de garantizar cierto equilibrio estaría dada en la elección de un gobierno “mixto”. La discusión acerca de las formas de gobierno para la república, y sus ventajas y desventajas: monarquía-aristocracia-estado popular, va a estar centrada en el discurso de Escipión. El eclecticismo planteado por Cicerón en boca de Escipión se observa en la elección de un gobierno mixto aunque el autor explicita que prefiere el gobierno de uno, nuevamente aparece la analogía y la referencia a la astronomía: el carácter divino de esta forma de gobierno, por la relación que establece con Júpiter:

“Escipión- Imitaré, pues, a Arato, que preparándose a tratar grandes cosas, creyó que debía comenzar por Júpiter. (…) la mayor parte de las naciones…han reconocido con brillante testimonio la excelencia de la monarquía, puesto que concuerdan en creer que un rey solo y omnipotente gobierna todos los dioses; (…) consultemos a los maestros más reverenciados de los hombres instruidos (…) Aquellos que, por la observación de la naturaleza comprendieron que una inteligencia gobierna el universo…”.

10 La razón del mundo contiene en sí las ideas eternas de todo cuanto ha de acontecer, de forma que dichas ideas son dentro de la razón cósmica, como las semillas de todo lo porvenir (rationes seminales). De ahí proviene en el acontecer mundano total un riguroso orden, hasta incluso en la forma culminante de un retorno periódico de todas las cosas. El acontecer se desarrolla en grandes ciclos cósmicos que retornan incesantemente.

En cuanto a la obra del poeta romano Marco Manilio, autor del poema didáctico Astronomica, escrito probablemente durante los reinados de Augusto y Tiberio (año 10 del s. I d. C.), influyen en ella la literatura astronómica y astrológica anterior, tanto las escritas en griego como en latín. La imposibilidad de conocer datos acerca de la vida de Manilio y el hecho de que su obra estaría inconclusa (el libro V se interrumpe de manera abrupta), solamente nos permite conjeturar acerca de su pensamiento político e ideológico. La obra como mera fuente o compendio para el estudio de la astrología en la antigüedad, se considera una obra literaria perteneciente al género didáctico, tan importante como la obra de Virgilio o de Lucrecio. Uno de los aspectos más importantes es que predomina en su obra la influencia de Posidonio y de Asclepíades de Mirleia, su pensamiento  forma parte de la filosofía estoica. Manilio proclama el orden y la armonía del universo que concibe al mundo como un organismo gobernado por la razón. Aparece el motivo de las almas heroicas que vuelven al cielo y se concentran en la Vía Láctea:

“(…) acaso son las almas heroicas y nombres dignos del cielo que, separados de sus cuerpos y de la tierra son devueltos desde el mundo y viajan aquí para ocupar su lugar en el cielo, vivir una vida en el éter, y disfrutar del universo?”. (Astr.1, 758-761)

Este pasaje nos remite a Cicerón en el episodio del Sommnium Scipionis, (De republica-L.VI.). El Africano se dirige a Escipión:

“(…) has de saber que todos aquellos que salvaron, socorrieron o ensancharon su patria, tienen preparado de antemano su lugar en el cielo, donde gozarán eterna felicidad.”.

Al comenzar el libro I, hay una inversión: él es el que va a conmover al Helicón con sus nuevos cantos. El canto o la poesía aparece expresado en las siguientes palabras:

“Con un poema me propongo hacer descender de los cielos las artes divinas y las estrellas, obra de una razón celestial, que conocen el destino y varían las vicisitudes de los hombres. Soy el primero en conmover con cantos nuevos el Helicón y los bosques que se agitan en su verde cima (…) Tú, César, padre y príncipe de la patria, que gobiernas con venerables leyes un mundo obediente y que mereces, siendo tú mismo un dios, el cielo concedido a tu padre, me concedes este proyecto y me das las fuerzas para cantar algo tan grande”. (Astr. I. 1,10)

En cuanto al aspecto político, el poeta aparece invocando al César y no a las musas, es original si lo comparamos con Virgilio o Lucrecio. Manilio usa los términos Caesar, patria, princeps, pater, deus, para referirse a Augusto como a su fuente de inspiracion, a quien considera un dios superior y le pide ayuda para la realización de su poema. Alaba al César y valora ese tiempo de paz (Pax Augusta). Se ha debatido si la referencia a este princeps era Augusto o Tiberio.

Para algunos Manilio (maestro), se reafirma como autoridad en el tema, considera que la astrología es un conocimiento basado en la experiencia y no puramente teórico, otros ven en él cierta sumisión en relación al poder. Esto lo muestra cuando se refiere a la grandeza de Roma, a sus grandes héroes, o a personas comunes, trabajadoras y campesinas quienes bajo la influencia del signo Tauro, engrandecieron a Roma. En otro aspecto, el autor nos quiere mostrar es que por medio de los astros y de su influencia puede conocerse el destino, que se encuentra determinado por el nacimiento, y como el nacimiento de Roma y el ascendente se encuentra en Libra, el autor configura de esta manera el triunfo y el poder:

“Su Libra tiene a Hesperia, en cual fue fundada Roma retiene el poder del mundo, la separación de los estratos sociales, levanta y oprime a los pueblos puestos en sus fuentes.”. (Astr. 2.47-48)

A modo de conclusión diremos que Cicerón adopta la filosofía del estoicismo medio por influencia de Panecio y la aplica de una manera práctica al análisis de la vida política más conveniente para la República. El concepto de natura, diferente al de los griegos, remite a una totalidad armónica de la sociedad, de la comunidad, regida por ley de la razón natural y divina en consonancia con el universo. Así el destino del hombre y de los héroes una vez que dejan la tierra es entrar a formar parte de esa armonía cósmica.

Manilio, en cambio, se exhibe como un maestro, expone sus ideas políticas al reflexionar sobre aspectos importantes de la historia de Roma: el origen astrológico de su grandeza, el valor y el destino de grandeza de sus héroes, pero al mismo tiempo muestra una ideología política que avala al grupo romano dominante: asume la historia como parte del destino glorioso del pueblo romano frente a otras culturas “inferiores”, podemos conjeturar entonces que ésta sería la manera de “enmascarar” su pensamiento filosófico estoico.

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