Astrología Transcendental

Alquimia, Astrología y Magia

Richard Cavendish

La edad media heredó, a través de los árabes, la alquimia del mundo antiguo: se trataba de una mezcla de religión, astrología y técnicas para el trabajo con metales. Mediante prolongadas y abrumadoras operaciones en su taller, mientras recitaba plegarias devotas a Dios para solicitar su ayuda, el alquimista trataba de fabricar la piedra filosofal, el oro perfecto. Creían que la piedra podía convertir en oro todo lo que tocaba curar todas las enfermedades y brindar a su poseedor la juventud eterna. Espiritualmente, era el estado del dominio y perfección sobrehumanas que es el objetivo de la magia mayor. Algunos alquimistas, los despreciados sopladores, solo estaban interesados por la tarea práctica de tratar de hacer oro. Otros jamás se acercaron a un taller y se concentraron por entero en el progreso espiritual. El verdadero arte, no obstante, parece haber sido una combinación de ambas particularidades. Los procesos de laboratorio y los cambios químicos que se producían en los materiales eran parte integrante de los cambios espirituales que tenían lugar en el propio alquimista.

La alquimia comenzó a desarrollarse originariamente en el Egipto Helenístico. Alrededor del año 200 A.C.. Bolus de Mendes escribió un libro sobre la fabricación de oro, plata, piedras preciosas y tinturas, que contenían recetas artesanales. El punto principal era el cambio de color de un metal, es decir volverlo más amarillo o más blanco para que se asemejara al oro o a la plata naturales. Los cambios de color eran considerados como indicadores de cambios reales en la sustancia, y en el mercado existían numerosas variedades de oro y plata. Aproximadamente en el año 300 de la era cristiana, los escritos de Zósimo de Panópolis en Egipto, ya se perfilaba el paralelo entre la fabricación de oro y el progreso espiritual y la alquimia se había convertido en una amalgama de matalurgía, experiências visionarias, filosofía griega, magia mayor, astrologia, mitos paganos, religiones del misterio, gnosticismo y cristianismo, expresada en un estilo arrebatado y presuntuoso lleno de símbolos misteriosos y alusiones secretas.

Los primeros textos de alquimia figuraban bajo los nombres de Hermes Trismegisto, Isis, Ostanes, Cleopatra, Moisés, Aarón, María la judia (Miriam, la hermana de Moisés), Pitágoras, Platón y otros filósofos y sabios griegos, y el Canto de Salomón era interpretado como una guía velada hacia la alquimia. Se consideraba que cada uno de los planetas influía sobre el desarrollo de su propio metal en la tierra, y los metales fueron ordenados en una escala de perfección, con el plomo (Saturno) era la base, a través del estaño (Júpiter), el hierro (Marte), el cobre (Venus), el mercurio (Mercurio) y la plata (Luna), hasta llegar al oro (Sol), en la cima. Dado que creían que los cuerpos celestiales también ejercían influencia sobre el carácter humano, éste era un factor de la alianza alquímica de técnicas metalúrgicas y psicológicas. La escala de los metales era una escalera de ascenso espiritual.

Con la conquista árabe de Egipto y gran parte de la zona mediterránea oriental en el siglo VII, los textos griegos fueros traducidos al árabe, y los experimentadores árabes comenzaron a ocuparse de la alquimia. El más famoso de ellos fue Jabir Hayyam, conocido en occidente como Gerber, un místico sufí que murió alrededor del año 815. Escribió numerosos libros, si bien no todos los que le fueron atribuidos posteriormente y adaptó la numerología pitagórica y neoplatónica a los fines de la alquimia. Libros sobre alquimia, astrología, matemáticas y medicina, escritos por Gerber y otros árabes, incluyendo a los eruditos moros en España, fueron traducidos al latín a partir del siglo XII, y fue a través de ellos que la alquimia, como ciencia distinta del trabajo ordinario con los metales, se introdujo en la Europa medieval. Las enciclopedias publicadas en el Siglo XIII incluían material sobre el arte. Roger Bacon (muerto en 1292), científico franciscano erudito que adquirió uma reputación popular alarmante como hechicero estaba particularmente interesado en la medicina alquímica, la fabricación de elixires curativos y capaces de prolongar la vida.

Los escritores sobre alquimia continuaron esbozando sus operaciones bajo un código simbólico complejo y no es por accidente que el término inglés “gibberish” (galimatías) deriva de Gerber. Muchos emplearon el simbolismo cristiano como el sexual, entre ellos Arnán de Vilonova (muerto en el año 1311) un médico español muy viajero, alquimista, astrólogo y sospechoso de herejía. Sus dificultades con las autoridades eclesiásticas cesaron por un tiempo después de que empleo con éxito un talismán astrológico para tratar al Papa Bonifacio VIII de un ataque de cálculos. Arnán llamó a la alquimia el rosario del filosofo y como paró el procesó de la crucifixión seguida por la resurrección.

Algunos magos modernos creen que el simbolismo alquímico velaba los secretos de la magia sexual, si bien es dudoso que esto sea verdad. El empleo de símbolos eróticos por parte de autores com mentalidad mística no empleaban imágenes eróticas porque su arte dependía de un paralelismo entre la vida de los metales y la vida humana. Toda combinación de dos materiales era llamada copulación o matrimonio, así como el producto resultante era un nacimiento y el vapor que salía del material era el espíritu que ascendía del cadáveres en el momento de la muerte.

Raimundo Lulio (fallecido en 1315) era un excéntrico español, erudito y prisionero en Islam; aparentemente no era alquimista, pero se le atribuyen muchos libros sobre el tema. Se decía que, durante su visita a Inglaterra, habia convertido en oro veintidós toneladas de metal común en la Torre de Londres, como contribución al tesoro real. Lulio fue un pionero del arte de la memoria, que ordena las ideas según un modelos lógicos de modo tal que puedan ser relacionadas, comparadas y recordadas. Se hallaba muy influido por la práctica judía de la meditación sobre las veintidós letras del alfabeto hebreo (de allí, presumiblemente, las veintidós toneladas de oro), y sus esquemas con círculos y cuadrados contribuyeron a forjar su reputación como mago.

El Papa Juan XXII denunció a todos los alquimistas como tramposos, pero cuando falleció, en el año 1334, dejó tanto dinero que se creyó que él mismo debió de haber sido alquimistas. El mismo rumor circuló acerca de la enorme riqueza de la orden de los caballeros del templario, que había sido eliminada unos pocos años antes. De Nicolás Flamel, un comerciante parisino, también se decía que había fabricado oro mediante la alquimia, y cuando murió, en 1417, su casa fue saqueada en busca del oro. El relato dice que, de joven, adquirió un hermoso libro antiguo con extraños dibujos simbólicos. Después de varios años de tratar en vano de encontrar sentido a los dibujos, Flamel conoció a un erudito cabalista judío en España, y con ayuda logro descifrar el libro y fabricar la piedra filosofal. Como resultado, adquirió no solo enormes riquezas, sino una longevidad sobrehumana, y en 1761 se informó que había sido visto en una función de ópera de París.

Volviendo al siglo XII, las traducciones de autores árabes en unos pocos casos, los originales griegos directos, fueron igualmente importantes para el resurgimiento de un interés serio por la astrología. Esta había sobrevenido a la caída del Imperio Romano, pero sus principales fuentes antiguas se hallaban escritas en griego, que para entonces en occidente se había convertido en una lengua muerta. La principal árabe autoridad en era Albumazar (Abu Mashar de Bagdad, 805-885), quien creía que el mundo había sido creado junto con todos los planetas en el primer decanato de Aries y que se acabaria con una conjunción similar en el último decanato de Piscis. Ptolomeo había analizado los aspectos y pocisiones relativas de los planetas entre si y los árabes desarrollaron la teoría que las conjunciones de Júpiter, Marte y Saturno eran portadores de desastres, plagas, hambre y guerra. Esta teoría creó, a intervalos, una alarma popular considerable en la Europa Medieval. Una de estas conjunciones, en Acuario en 1345, fue identificada retrospectivamente como la causa celestial de el brote de peste negra en 1348.

La actitud de la Iglesia ante a la astrología había variado constantemente de la hostilidad a la aceptación. Cualquier inferencia de que el destino dependa de los planetas y no de Dios resultaba intolerable y existía una convección arraigada de que las deidades planetarias, como todos los dioses paganos, eran demonios del mal. Por ejemplo en el año 963 el Papa Juan XII fue acusado de recurrir a la ayuda de Júpiter, Venus y otros demonios mientras jugaba. Por otra parte, la astrología estaba tan emparentada con todos los aspectos de la vida y el pensamiento, que resultaba imposible extirparla. Entre otras cosas, era esencial en la práctica de la medicina, tal como lo recomendaba San Isidoro de Sevilla (fallecido en el año 639), una autoridad respetada cuyos libros cuyos libros transmitieron muchos elementos de las culturas griega y romana a la edad media. Las hierbas aún eran clasificadas por sus correspondencias planetarias, que afectaba su recolección y su empleo. Los signos del zodíaco estaban vinculados con diferentes partes del cuerpo de modo tal que, por ejemplo, un cirujano no operaba una rodilla herida cuando la luna se encontraba en Capricornio, que gobierna las rodillas.

Muchos cristianos creían en firmemente en la astrología y consideraban a las estrellas como signos a través de los cuales el Todopoderoso enviaba advertencias acerca de sus intenciones, y si los planetas eran demonios poderosos, tenia sentido mantener una mirada cauta sobre ellos. En el siglo XIII, Santo Tomás de Aquino, siguiendo la misma línea de razonamiento de San Agustín y otros antes que él, salvo la brecha entre el cristianismo y la astrología diciendo que las estrellas gobernaban la conducta de la mayoría de los seres humanos, esclavos de sus apetitos. Por lo tanto, los astrólogos podían realizar predicciones exactas sobre ellos, pero no acerca de la minoría de almas más nobles que desafiaban, a la vez, a sus inclinaciones carnales y a los cielos. “Las estrellas impelen pero no compelen” ha sido desde entonces la máxima de los astrólogos para conciliar a los inconciliables: destino y libre albedrío.

Durante los siglos XIII y XIV y hasta el período del Renacimiento, los astrólogos fueron consultados por reyes, nobles, gobernantes y eclesiásticos, incluyendo algunos Papas, en las universidades italianas y españolas existían cátedras de astrología. Michael Scot (muerto en 1235), un escocés que era astrólogo de la corte de Federico II, escribió textos de astrología, alquimia, quiromancia y análisis de los rasgos faciales. Popularmente era considerado un brujo temible, que empleaba espíritus para que le trajeran alimentos deliciosos de las cocinas reales de Francia y España. También navegó em un barco demoníaco y montó por los cielos en un caballo mágico. Scot es uno de los hechiceros condenados al tormento eterno del Infierno de Dante. También lo es Guido Bonati, autor de un conocido texto astrológico en el siglo XIII, que vivió durante un tiempo de los consejos que brindaba al Conde Guido de Montefeltro para invadir y saquear a sus vecinos. Bonati mismo fue posteriormente asesinado por bandidos, lo cual resulta poéticamente justo.

Desde el punto de vista de la Iglesia, uno de los problemas de la astrología consistía en su entrelazamiento con la magia. La astrología traía consigo toda una red de correspondencias entre los planetas, los animales, las plantas, los metales y otros fenómenos, incluyendo los ángeles y los demonios, que habían heredado las funciones de los dioses paganos clásicos. Santo Tomas de Aquino estableció que, en medicine era legitimo emplear hierbas o piedras cuyas propiedades dependieran de sus afiliaciones planetarias. Esta magia natural, como se la llamo, era en realidad una ciencia, tal como la comprendía en aquellos tiempos. Pero no era legitimo emplear encantamiento, letras o símbolos inscriptos sobre amuletos, que solo podían actuar a través de la actividad de los demonios y que implicaban un pacto con el diablo. Amuletos de este tipo eran de uso corriente. Las gemas con grabados de Aries, Leo o Sagitario, por ejemplo, eran consideradas buenas para curar las fiebres, la hidropesía y la parálisis, y se creía que tenian la propiedad de volver a sus dueños talentosos, sueltos de palabra y respetados.

Escritores como Roger Bacon, Avicena, Pedro de Abano, Arnán de Villanova y Cecco D´Ascoli creían que las imágenes astrológicas de este tipo eran efectivas. También se interesaban por l invocación de los ángeles y los espíritus, clasificados según su correspondencia planetaria con el fin de practicar magia mayor. Como en los “griomoires”, los rituales y los encantamientos apropiados obligarían a los espíritus a responder a las preguntas del mago y le proporcionarían conocimientos y poderes ocultos. Y una imagen o un talismán astrológico podían ser considerados recipientes donde se encontraba encerrado un espíritu, como una fuente portátil de poder mágico. El descontento de la iglesia surgió ante la intromisión malsana de fuerzas sospechosas. Bacon se encontraba constantemente en ascuas con sus superiores, probablemente a causa de su interés por la magia. Avicena (Abu Ali Ibn Sina, 980-1037) era un filosofo árabe, científico y medico, también sospechoso de ser mago. Pedro de Abano era un medico italiano que escribió sobre magia, profecía y análisis de los rasgos faciales, fue juzgado dos veces por la Inquisición, por el cargo de practicar la magia. La primera vez fue absuelto, y murió durante su segundo juicio, 1316. Su cuerpo fue quemado y reducido a cenizas, lo cual sugiere cual habría sido el veredicto, de haber vivido.

Cecco D´Ascoli, que ocupo la cátedra de astrología en la universidad de Boloña, fue condenado por la Inquisición y el, y sus libros fueron quemados junto a la hoguera, en Florencia en 1327. Una de sus ofensas, aparentemente, fue su insistencia en que Cristo había llegado al mundo de acuerdo con los principios de la astrología y que el curso de la vida del Salvador había sido exactamente anticipada en su horóscopo, el cual Cecco había calculado. Cecco también creía que los espíritus malignos podían ser controlados, mediante rituales mágicos e imágenes astrológicas. Proporciono los nombres de demônios poderosos, capaces de brindar al mago respuestas validas a sus preguntas si se los proveía de um sacrificio de sangre humana y la carne de un hombre o un gato muertos, si bien no señaló que este “arte zaroastriano” era peligroso y contrario a la fe cristiana.

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Un texto mágico llamado Picatrix circuló profusamente durante la edad media en forma de manuscrito, pero su reputación era tan terrible que nunca fue impreso. Es un descendiente espiritual de la Hermética y gran parte de él tiene orígenes greco-egipcios. Escrito en árabe en el siglo XIII y posteriormente al latín. Pedro de Abano fue acusado de haber tomado material de Picatrix. Esta obra se concentra en la fabricación de imágenes en las cuales se encuentra encerrado el poder de los planetas, los signos, los kanato de zodiaco, y brinda una lista de las correspondencias planetarias con los animales, las plantas, las piedras, los colores y los perfumes. Las imágenes pueden ser empleadas para todo tipo de fines, desde aliviar un dolor de muelas hasta traer el amor, escapar de prisión y lograr el éxito en cualquier empresa. También contiene encantamiento que invocan a los planetas; el que llama a Saturno, llama al planeta, el amor supremo, el frío, el estéril, el funesto, el pernicioso, el sabio y solitario, el impenetrable. “Tú, que padeces más inquietudes que nadie, que no conoces el placer ni la alegría; Tú, antiguo y sagaz, amo de todo artificio, engañoso, sabio y sensato; Tú, que portas la prosperidad o la ruina y haces al hombre feliz o desgraciado. A Ti te conjuro, oh padre supremo, por tu gran benevolencia y tu generosa belleza, para que hagas lo que te pido… El mago parece concentrar su imaginación en la naturaleza y los atributos del planeta, vistiéndose a sí mismo con ellos, para convertirse en vehículo de su influencia.

Otros métodos de adivinación traspasaron los límites del territorio mágico prohibido. Uno de ellos era el antiguo arte de adivinar por medio de un espejo o cualquier superficie capaz de reflejar, en la cual se ven formas y figuras en movimiento. Los cristianos y los judíos de la edad media usaban cristales, espejos, uñas, cera líquida, agua o una mezcla de hollín y aceite en la palma de la mano, a menudo para identificar ladrones o descubrir el paradero de bienes robados y para predecir el futuro. Pero en esa época las figuras vistas eran clasificadas como demonios y adivinar a partir de ellas se convirtió en una manera de convocar a los espíritus. En 1318 el Papa Juan XXII acusó a varios clérigos de su corte de emplear este método de adivinación. Pocos años después emitió la bula pontificia Super Illius Specula contra los hechiceros que realizaban pactos con Satanás, ofrecían sacrificios a los demonios y empleaban talismanes, anillos, espejos y otros objetos como recipientes para contener espíritus, cuyo poder era empleado en la magia. El papa ordenó que todos los textos sobre magia fueran presentados a las autoridades eclesiásticas para ser quemados. El temor creciente a la magia demoníaca constituyo una influencia fundamental sobre el desarrollo de las creencias medievales acerca de la brujería.

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El Solsticio de Invierno

Boris de Zirkoff

En todo el mundo, hasta la noche de los tiempos ha habido celebraciones, festividades y ritos, conectados con el Solsticio de Invierno. Por todo el mundo, y entre las razas de los pueblos, tanto el Solsticio de Invierno como el de Verano y los dos Equinoccios de Primavera y de Otoño, han sido muy reverenciados como puntos sagrados en la brújula del año y se les ha relacionado con un profundo simbolismo en numerosos ritos y ceremonias.

Y están todos ellos basados en tradiciones muy antiguas. Especialmente el Solsticio de Invierno, considerado, desde tiempo inmemorial, como el período de nacimiento de los seres divinos, el nacimiento de dioses, la aparición de los Iniciados, los Maestros de la Vida, realmente la aparición de seres divinos. Las tradiciones y el simbolismo conectados con esa aparición, se han centrado siempre alrededor del Solsticio de Invierno.

Y a lo largo y a lo ancho de la humanidad hemos tenido estos ritos celebrados en el centro del invierno, relacionados con acontecimientos espirituales, cuyas tradiciones nos han hablado de los verdaderos fenómenos de la naturaleza sobre los cuales están basados.

El Solsticio de Invierno como tal, es solamente una parte de un cuadro más amplio. Para poder tener el cuadro más completo tenéis que pensar en las cuatro Estaciones Sagradas del año: el Solsticio de Invierno, el Equinoccio de Primavera, el Solsticio de Verano y el Equinoccio de Otoño. Esto es un ciclo anual y cada parte tiene su propio significado específico. Cada una es diferente de las demás pero las cuatro están profundamente interrelacionadas.

El simbolismo de las cuatro Estaciones Sagradas del año está basado principalmente en fenómenos astronómicos. Astronómicos y astrológicos en cierto modo; pero no hay que leer en el término Astrológico nada de lo que hoy en día se denomina con ese nombre. Es algo mucho más profundo.

Y el simple fenómeno astronómico es, naturalmente, que el movimiento de la tierra en su órbita alrededor del sol, la sitúa en estas cuatro posiciones, en estas cuatro principales posiciones, y en esos momentos los días tienen una cierta longitud, y a veces son iguales que las noches, por lo que el paso del Solsticio de Invierno al Equinoccio de la Primavera, y el del Solsticio de Verano hasta el Equinoccio de Otoño, es algo familiar para la mayoría de nosotros.

Este símbolo astronómico que podría llamarse una Cruz, una Cruz Cósmica, es la línea de intersección de los Solsticios y los Equinoccios. Ese simbolismo queda reflejado en nuestra vida diaria, en la vida de veinticuatro horas si queréis, y en la vida del individuo a través de su encarnación.

Cualquiera de nosotros pasa por cuatro etapas principales o esenciales de su desarrollo. El primero es nuestro nacimiento, nuestro nacimiento físico. El segundo es la adolescencia. El tercero es la adultez completa y total del hombre y la mujer con toda su preponderancia.

El individuo está en plena posesión de todo lo que él será, en esta vida en concreto, ya sea grande o pequeño. Ha alcanzado el punto álgido de su desarrollo personal y, después de cierto tiempo, empezará gradualmente a declinar hasta llegar a la ancianidad y a la cuarta etapa, final para esta encarnación, su defunción.

A ésta le seguirán, por supuesto y según lo explica la filosofía teosófica de la Vida, muchas otras vidas basadas en el mismo esquema general. Y ese esquema general se puede aplicar a otros reinos también, por debajo del humano. El hecho de que vayamos pasando por estas cuatro etapas y el hecho de que estas etapas estén simbolizadas por las cuatro Estaciones Sagradas del año, tiene algo que ver con otra extensión del mismo simbolismo. Está relacionado con lo que se conoce generalmente como las Iniciaciones. Hay muchas interpretaciones erróneas del significado de ese término. No son malas interpretaciones de los estudiantes de Teosofía, pero sí en general. La palabra se ha utilizado mal y bien. Pero esencialmente lo que quieren decir los estudiantes de Teosofía con el término Iniciación es algo así, para resumirlo:

Un individuo que aspira a la Vida Espiritual y que gradualmente va descubriendo y haciendo salir de sí mismo sus grandes potenciales de crecimiento, que va siendo cada vez más consciente de la gran distinción que hay entre la vida material y la vida espiritual y que va creciendo en amor y en devoción por los ideales espirituales, pudiendo seguir así, con esta actitud, durante muchas encarnaciones.

Y, poco a poco, se va preparando para llegar a um conocimiento más profundo, para la posesión de ese conocimiento más amplio, para el desarrollo de mayores poderes espirituales, y un día, en uma encarnación u otra, llegará el punto en el que haga un contacto permanente y definitivo entre su conciencia personal y la divinidad que hay em su interior.

No será sólo una aspiración hacia ella, no será un sentimiento vago de su presencia, sino un lazo personal, fuerte, positivo y permanente, forjado entre su yo inferior, el yo humano, por más avanzado que pueda estar, y el Dios Interno. Los Místicos Cristianos lo llamaron, durante muchos siglos, el Espíritu Crístico dentro del hombre. La Escuela Oriental o Buddhista lo llamaría el Budha Interno. Es lo que los griegos antiguos conocían como Apolo. Es lo que querían decir los Egipcios con el nombre de Osiris. Y se le dan muchos otros términos y nombres. O, de modo descriptivo, el Dios interno, el Yo Superior. Una Entidad espiritual divina, de la cual vosotros y yo, como seres humanos, somos sólo un rayo, una emanación, una manifestación, en mi opinión.

La Iniciación es un rito, de naturaleza espiritual, relacionado con el establecimiento de esa conexión interna en el neófito preparado. Y se hace a través o, mejor dicho, bajo la tutela y guia de Maestros muy inspirados y elevados en el conocimiento espiritual.

En toda la antigüedad, han existido siempre estos individuos de conocimiento espiritual superior entre los hombres; y en todas las épocas há habido neófitos, individuos con aspiraciones, discípulos dispuestos a experimentar su primera Iniciación.

Esa Iniciación se suele tomar en el Solsticio de Invierno. Así pues, las Festividades del Solsticio de Invierno, las Ceremonias, las Formas Externas, el Simbolismo que nos son tan familiares y lo son también, con otras formas, en otras naciones, son simplemente un eco, podríamos decir, un aspecto de algo espiritual, que está teniendo lugar en esas estaciones. Es lo que estoy tratando de señalar.

El simbolismo de las Escuelas religioso-filosóficas existentes respecto a esto, se há basado y se ha originado en los días de la antigüedad, anteriores al olvido de las ideas concernientes a las cuatro Estaciones Sagradas; olvido para la civilización occidental claro.

Estos Ritos Iniciatorios del Solsticio de Invierno y las otras Estaciones Sagradas existen hoy en día. Están teniendo lugar. Ciertamente no se realizan en las bulliciosas plazas públicas, sino en lugares apartados, tanto en Oriente como en Occidente.

Y están relacionados con el progresivo desarrollo del discípulo hacia grados superiores del conocimiento espiritual. Si quisierais ahora hacer la pregunta, o preguntaros en vuestra mente, qué quiere decir exactamente con la Iniciación un estudiante de Teosofía, la respuesta sería algo así, para decirlo sin detalles superfluos:

Es la capacidad que el discípulo preparado, preparado durante muchas vidas, la cualidad, o mejor dicho la habilidad, que él desarrolla, para retirar conscientemente de su cuerpo físico y de las más sutiles envolturas del hombre interno, la pránica, la kármica, la mental inferior y las vainas astrales, por llamarlas de algún modo y emerger como un Ego espiritual, como la entidad encarnada que él es, y que somos todos nosotros, sin perder la auto-conciencia.

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La Iniciación es un Proceso Auto-Consciente. Es algo que parece suficientemente simple, pero que sería totalmente imposible de alcanzar sin varias vidas de preparación. Ya veis lo que nos ocurre. Nos acostamos; perdemos la conciencia, la auto-conciencia, durante un cierto tiempo. Soñamos; y eso no está bajo nuestro control. Morimos; hemos perdido la auto-conciencia. Podemos perder la auto-conciencia en vida de distintas maneras. Podéis perderla por la anestesia; podéis perderla si os dan un golpe.

De muy distintas maneras nos es muy fácil cortar el lazo de la auto-conciencia, y quedar temporalmente. por así decirlo, en trance, eso es lo que sería. Pero el individuo que puede retirarse de sus instrumentos o aparato humano, en los cuales está integrado y encarnado debidamente y armoniosamente, sin perder la auto-conciencia, y ser capaz de investigar o aprender de forma experimental en los mundos internos, la estructura de la naturaleza y el funcionamiento de la ley natural, ese individuo es algo más que simplemente humano.

Es un ser humano que ha llegado a la etapa universitaria del desarrollo espiritual. Está a punto de graduarse en la escuela humana de la vida. ¡Oh!, no deja de ser humano por ello ahora, pero está mucho más allá en el conocimiento, em el auto-control y en sus posibilidades, como lo está un gran catedrático de química, física o astronomía, si se le compara con un bebé recién nacido o con el individuo que llega a la escuela secundaria.

Es humano, sigue siendo humano; pero ha aprendido, transfiriendo su auto-conciencia a los mundos internos, lo que es la verdadera estructura de esos mundos, independientemente de las opiniones ajenas, de otras teorías o hipótesis. Lo conoce de primera mano y de manera experimental, igual que un catedrático de química conoce lo que va a ocurrirles a sus productos químicos en un laboratorio de química.

Después de un tiempo, que puede variar entre unos días o unas semanas, ese individuo vuelve a su cuerpo físico. Su cuerpo físico, entretanto há permanecido en trance. Obviamente no está funcionando pero está muy vivo. Y está protegido por la custodia de algún Maestro o Adepto muy preparado, esperando a su ocupante cuando regrese de su viaje por los mundos internos.

Cuando éste regresa, esperamos que con éxito, ya no es un neófito corriente, ya no es simplemente un estudiante con aspiraciones, um ocultista de corazón noble, un discípulo; ya no es nada de eso. Se ha convertido, a través de lo que ha visto y por lo que ha pasado, que incluye varias pruebas muy duras, tremendas pruebas y juicios en los mundos internos, en un Iniciado auto-consciente, y ha regresado como tal.

Es un Maestro de la Vida, en ese grado. Claro que es un principiante, un principiante en una escuela de evolución superior a la escuela humana corriente. Pero sin embargo, por más principiante que pueda ser, en comparación con lo que era hace poco tiempo, es un Iniciado, porque ha experimentado y conoce, y puede Enseñar. No de una manera intelectual, no del modo en que solemos tratar las cosas, sino que puede Enseñar a los demás de una manera suprema, en la que sólo los seres humanos muy avanzados pueden hacerlo.

Estas Iniciaciones tienen lugar en las cuatro Estaciones Sagradas del año. No son todas iguales; no se trata del mismo tipo de personas. No conozco los detalles de cómo difieren los Ritos Iniciatorios del Solsticio de Invierno de los otros, pero el esquema general que he esbozado suele ser similar.

El neófito en el Solsticio de Invierno experimenta su nacimiento. Ese es su nuevo nacimiento. Es el nacimiento del Dios Interno em plena manifestación a través de ese individuo. Cuando vuelve a su cuerpo físico que se le estuvo custodiando para él, es como si hubiera vuelto a nacer.

Por eso en Oriente a estos individuos, simbólicamente, se les ha llamado Dvijas, dos veces nacidos. La primera vez que nacieron, nacieron físicamente de su madre. La segunda vez es su nuevo nacimiento en el mismo cuerpo, pero en un estado más amplio de conciencia. Nacen dos veces, una forma simbólica de describirlo.

El período de tiempo puede ser largo, un período de trabajo dedicación y actividades propias de esa categoría de hombres, aunque algunos son mujeres, pero al final, tal vez en la vida siguiente, en la siguiente encarnación, quizás después de algunas otras encarnaciones, ese individuo estará preparado para experimentar unas pruebas más duras, para alcanzar un conocimiento todavía mayor, para aprender mucho más de lo que no ha sido capaz todavía de dominar.

Y entonces pasa otro Rito Iniciatorio, que sería el correspondiente al Equinoccio de Primavera, porque ha llegado a la adolescencia, simbólicamente hablando, Es un adolescente como Iniciado.

Finalmente, tal vez después de varias vidas, ocupará su lugar entre los seres semi-divinos, no como un ser humano en su totalidad, sino como un Iniciado en su totalidad o Maestro de la vida, un ser igual a los grandes seres. Eso lo conseguirá en el Solsticio de Verano, algún día, pasando por los Ritos Iniciatorios conectados con el Solsticio de Verano, el período de la total adultez.

Finalmente, ese individuo alcanzará las más altas condiciones posibles para el ser humano en este planeta. No hay nada más que él pueda aprender en esta escuela de experiencia. En el curso natural de los acontecimientos, en un Rito Iniciatorio del Equinoccio de Otoño llegará el final, el final permanente, de esta asociación con la humanidad. No porque renuncie a ella, sino porque su progreso requiere lo que los antiguos llamaban el Gran Paso; sale de nuestra esfera hacia esferas mucho más elevadas que la nuestra.

Es en ese momento cuando el Iniciado, elevado, inmensamente elevado, puede renunciar a su progreso posterior, y en lugar de desaparecer de nuestra nebulosa, se compromete para quedarse con nosotros durante siglos incalculables, para ayudar a la humanidad en su camino de ascenso.

Ese sacrificio tiene que ser algo tremendo. No somos capaces de apreciarlo del todo; pero podemos pensar en él como en algo que alguien está anhelando conseguir, pero a lo cual renuncia para poder quedarse con nosotros. Es lo que los buddhistas llaman un Bodhisatva, un ser cuya naturaleza misma es la sabiduría.

Un Bodhisatva (es) un ser cuya naturaleza misma es la sabiduría. Y los buddhistas reverencian profundamente mucho más, a um individuo que ha renunciado al Nirvana o al Buddhado para quedarse con nosotros, que a uno que ha seguido avanzando en el curso natural de los acontecimientos.

Tenemos, pues, esa secuencia de acontecimientos basada en hechos astronómicos, espiritualmente astrológicos si queréis llamarlos así, basados en el inmenso conocimiento que los más altos exponentes de la raza humana han tenido durante los siglos.

Y nosotros que aspiramos en nuestro trabajo teosófico a la dedicación, la meditación y el pensamiento, nosotros que aspiramos a estos nobles ideales, estamos, de una manera u otra, encaminados hacia ellos, junto a cientos de otras personas que aspiran a lo mismo que nosotros, tanto si conocen la Teosofía como si no. Estamos dirigiendo la flecha de nuestra vida, podría decirse, en esa dirección general. He dicho que esos Ritos Iniciáticos están relacionados con hechos astronómicos y la conexión astronómica es algo así, para resumirlo: Los Ritos Iniciáticos son, o mejor dicho están, en una relación muy estrecha con la Luna, y con el Sol. La condición ideal para algunas Iniciaciones es el momento de la Luna Nueva.

En otras palabras, la alineación del Sol, la Luna y la Tierra (la alineación de la luna nueva) al parecer, si lo entiendo bien, ayuda al neófito en su viaje a través de los mundos internos.

Como todas los viajes, desde aquí y para volver aquí, está relacionado con la Luna, que se ha llamado en el simbolismo antiguo, el dador y el tomador de vida; está profundamente conectada con los estados posteriores a la muerte y también con las etapas de la reencarnación, y por esto está relacionada con las Iniciaciones porque, estrictamente hablando, las Experiencias de la Iniciación son experiencias de muerte consciente y de regreso.

En mi opinión, otros Ritos Iniciáticos, de una naturaleza muy superior, están también relacionados con la posición de Venus y de Mercurio, y su interrelación con la Luna y el Sol. En otras palabras, las conjunciones y oposiciones de estos cuerpos están relacionados con los Ritos Iniciáticos.

O, para ponerlo en un lenguaje distinto, los Ritos y las Experiencias Iniciáticas, no ocurren indiscriminadamente, sino que están dirigidos por ciertos mecanismos espirituales, podríamos decir, que tienen algo que ver con los movimientos de algunos cuerpos planetários alrededor del Sol.

Gran parte del simbolismo de la Navidad que tenemos con nosotros hoy en día, y que hemos tenido durante mucho tiempo, no sólo em Occidente sino también en el Oriente Medio y en la India, Egipto y en todo tipo de lugares, uma gran parte de ese simbolismo fue preparado principalmente para el público en general.

No para los místicos, no para los ocultistas, sino para la gente que gustan de pensamientos delicados, de realidades puestas de forma simbólica, y de esos hay miles.

Y así vemos que las religiones organizadas utilizan un determinado lenguaje, un lenguaje para las realidades espirituales, pero la clave de la comprensión de ese lenguaje sólo puede obtenerse a través del estudio de la Sabiduría Antigua. Podríais coger La Doctrina Secreta de Blavatsky, pero también podéis coger media docena de otras obras.

Mencionaré un pequeño libro que escribió Geoffrey Barborka, La Historia de la Navidad. Este libro nos da un esquema, uma explicación del simbolismo de la Época de la Navidad entre otras cosas. Vale la pena leerlo.

Hay muchos hechos distintos. Pero sólo para mencionar algunos: resulta obvio, desde el punto de vista más profundo, que cada Iniciado, de la nación que sea, nace siempre inmaculadamente de una virgen, porque esto significa que el terreno virginal de su naturaleza espiritual, produce de forma inmaculada, in-material y sin relación alguna con el mundo de la materia, el nacimiento del hombre interno. Es una frase simbólica, alrededor de la cual se ha tejido una gran parte del simbolismo de la iglesia, pero han perdido la clave.

También resulta obvio que cada Iniciado nace, y siempre ha nacido, en un establo, o en una cripta, y está rodeado de animales. Mirad, el verdadero tú y el verdadero yo están viviendo en una personalidad que está principalmente activada por el instinto animal todavía no controlado. La naturaleza animal del hombre es mucho más fuerte que la naturaleza espiritual en la época actual, y lo ha sido durante mucho tiempo.

Vivimos en un establo. Es de ese establo, rodeado de animales, de donde finalmente el individuo se levanta y acaba por controlar del todo al animal, o vamos a decir a los animales, de los que estamos hechos, en el plano inferior de la yoidad personal. Otra frase simbólica, es la de que el Iniciado nace como un bebé, rodeado de animales en un establo.

Parece ser que el Iniciado está siempre precedido por una estrella. Es sólo una manera simbólica de decir que la aparición de los Iniciados no es algo casual. Los estudiantes serios de astrologia que son Iniciados —no están paseando por la calle, no están escribiendo libros, no— y serían capaces de decir, simplemente mirando la posición de ciertas órbitas planetarias del sistema solar, cuál es el momento adecuado para que algún otro individuo extraordinario, haga su aparición entre los hombres como Iniciado, con la consigna de realizar un determinado trabajo entre los hombres.

Siempre está precedido por una estrella. Ese es otro símbolo.

Un Iniciado, por regla general es obviamente recibido por los tres reyes magos. No vamos a hablar de esto, pero esa historia tiene que ver com las posiciones y la naturaleza y las cualidades de los planetas Mercurio, Venus y la Luna. Estos son los tres reyes magos de la historia. Y puede demostrarse con el análisis de los nombres que se les ha dado simbólicamente.

Veis, pues, que esa historia, aplicada a uno u outro Iniciado, en el simbolismo occidental, oriental, del antiguo Egipto o del Oriente Medio, o em cualquier otra cosa, es prácticamente la misma, con una ligera modificación de expresiones, y no tiene que ser interpretada literalmente. Tiene que interpretarse mediante el significado interno de ciertos términos, que nos han llegado procedentes de las escuelas de misterio de las antiguas naciones.

Todo esto es cierto, pero no es literalmente cierto; es un hecho pero no es materialmente um hecho.

Y después tenemos el árbol de Navidad, que es simplemente otra forma, —una forma bastante reciente, por cierto— de la gran reverencia que se ha dado a los árboles en relación con los Ritos Iniciáticos. En los países escandinavos antiguos se llamaba Yggdrasil. Entre los Druidas era el Roble de los Druidas. Se llamaba larmanzull entre la Pirámide que señala las Estrellas. Tenemos el árbol Ishwatta en la India antigua.

Os Solstícios

Árboles que no son necesariamente pinos ni abetos, sino simbólicamente, unos árboles que representan la fortaleza del tronco que es un Iniciado. El inmenso poder de su savia de fuerza vital espiritual, y la idea de ir extendiendo su conocimiento en beneficio de la humanidad, como un árbol que extiende sus ramas.

Ahora el verde, el siempre-verde que utilizamos, probablemente no tiene más que dos o trescientos años de antigüedad y es una costumbre europea. Y el árbol original, —simbólicamente, no físicamente— el árbol oriental del simbolismo relacionado con esta época, el árbol Ishwatta por ejemplo, es un árbol que tiene sus raíces en los reinos espirituales y crece hacia abajo extendiendo sus ramas, y esas ramas son los mundos y los planos y los sub planos de la estructura del universo.

Y sostiene en sus ramas extendidas a los planetas, los soles, las galaxias, los grupos de estrellas, que hoy en día están simbolizados por nuestras luces del Árbol de Navidad. Todo es simbólico, pero unos hechos reales simbólicos de la naturaleza.

Y estas son algunas de las razones por las que los estudiantes de Teosofía reverencian las cuatro Estaciones Sagradas del año. No pertenecen a ninguna religión en particular. Tienen un aspecto religioso; tienen también un aspecto filosófico y místico, pero esencialmente son un hecho científico.

Son un simple hecho científico, un hecho que la ciencia moderna no ha descubierto todavía. La ciencia lo conoce todo respecto a los solsticios y los equinoccios, astronómicamente hablando, pero no entiende todavía, ni parece próxima a entenderlo, el significado de las correlaciones ocultas, basadas en datos astronómicos. Algún día lo descubrirán. Es realmente un libro abierto; no está oculto para ellos.

Pero quieren pruebas técnicas para todo, y tan sólo algunos de ellos, aunque sean muy pocos, son místicos por inclinación y están empezando a descubrir ciertas cosas ante las cuales habían estado muy ciegos durante mucho tiempo.

Las cuatro Estaciones Sagradas del año son um ritmo para nosotros. Es un ritmo repetitivo que podéis encontrar en toda la naturaleza. El crecimiento de las plantas, la manifestación de la vida en la primavera, la eflorescencia más plena del verano, la recolección de los frutos de la tierra y de las cosechas, y la retirada de todo en el cenit o el silencio del invierno, son hechos conocidos por todos.

Pero junto a estos hechos, y volviendo a ellos, hay otros hechos ocultos que están profundamente inter-relacionados con ellos, y que son la clave de una historia mucho más profunda, que irá pasando de una era a otra, mientras la humanidad siga siendo tal como la conocemos actualmente y eso significa durante mucho tiempo.

También significa, si es que significa algo, que entre nosotros y cuando digo entre quiero decir entre estos millones que hay por todas partes, entre nosotros hay algunos individuos, uno aquí y otro allí, otro más allá… que han alcanzado estas condiciones elevadas a las que aspiramos, y con cuya ayuda nosotros las alcanzaremos también un día; y entonces tal vez ellos sigan adelante…

…y nosotros estaremos allí. Hay miles de otros detrás de nosotros que están relacionados com nosotros por lazos de aspiraciones similares, y que finalmente llegarán a un estadio superior también. Eso es realmente lo que importa. La cosa se mueve. E independientemente de todas las personas que lo dejan todo de lado y olvidan sus cosas y tal vez incluso se vuelven contra ellas durante un tiempo, a pesar de eso, la peregrinación continúa.

Y nosotros formamos parte integral de ella. Y estrictamente hablando, ninguno de nosotros podría decir cuantos cientos de miles y miles de personas de todo el mundo se están moviendo em el mismo peregrinaje.

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No miréis este mundo como si fuera algo que se está rompiendo a pedazos. No es verdad. El simple hecho de ver actualmente tantos horrores en el mundo, tanto desespero tanta ignorancia y estupidez, se debe exclusivamente o principalmente al hecho de que, se está introduciendo una gran luz en medio de la humanidad, desde las esferas superiores.

Y algunos de nosotros somos agentes en esta obra, todos nosotros somos agentes en ella, y si introducís una luz muy fuerte o una fuerza muy poderosa en algún sitio se formará una espuma en la superficie, es lo malo, la espuma.

 ¿Qué le ocurre a una tetera cuando está hirviendo? Pues que echará una espuma en la superficie que puede sacarse.

Eso es lo que ocurre en la mayoría de los países hoy en día, un tremendo impulso espiritual está detrás de la escena, y a medida que se va manifestando, va surgiendo ese desecho de todo cuanto tiene que superarse, antes de que esa gran fuerza que opera desde dentro pueda manifestarse en un nuevo tipo de civilización.

No se trata de un paraíso, ¡oh no!, sino de um nuevo tipo, de un tipo más grande y más noble de civilización. Podemos agradecerle a nuestro propio yo interno el poder contribuir a ese proceso.

Y después me gustaría también dejaros con este pensamiento. Obviamente no podemos compararnos con los Grandes Seres. No podemos ser tan orgullosos o tan egocêntricos como para imaginar que podemos estar em contacto con los Grandes Seres.

Se hallan tan lejos que podríamos decir que están más allá del horizonte llamándonos, sí, si quereis decirlo de esa manera simbólicamente, pero están en el borde de tantas cosas tan nobles y espirituales, sobre las que ni siquiera hemos soñado, que no podemos identificarnos con ellas. Y sin embargo no hay un corte en la continuidad entre ellos y nosotros o entre nosotros y otros que vienen detrás.

Por esto, de una manera o de otra, y de un modo muy tangible también, los que están pasando por estas Experiencias Iniciáticas y alcanzan el estado de la Iniciación y conocimiento, vamos a decir en el Solsticio de Invierno, emanan desde dentro de su naturaleza interna el poder, fuerza, fortaleza e inspiración suficientes para llegar a cualquiera de nosotros, si somos receptivos. No pueden quedárselo para sí mismos, igual que el sol no puede guardarse la luz para sí. Tiene que desparramarse.

¿Dónde va a desparramarse en forma de vibraciones? Por toda la humanidad; por toda ella. La humanidad cuenta con la posibilidad de alcanzar grandes cosas en la conciencia interna, por parte de cualquier ser humano, como un todo y de manera instantánea. Pero naturalmente solo quedarán afectados los que estén preparados para recibirlo.

Por esto una actitud de meditación tranqüila sobre estos temas por nuestra parte, una actitud de escucha interna, y estoy hablando ahora metafóricamente, una disposición para recibir, un sentimiento o un deseo de convertirse en uno con esa vida superior, nos hace mucho más receptivos para captar las fuerzas que emanan de las criptas de la Iniciación, de los centros de la Iniciación, mientras ésta tiene lugar.

Obviamente lo que estoy diciendo ahora es válido para cada momento del año. Pero es especialmente potente en estas cuatro Estaciones Sagradas del año debido a las razones que he intentado explicar. Por consiguiente, en una Estación Sagrada como ésta, nuestro propio progreso dependerá en gran medida del estado de nuestra propia mente.

Podemos revitalizar nuestra naturaleza espiritual: podemos sintonizar nuestra conciencia con lo más elevado que conozcamos en nuestro interior; podemos hacer un esfuerzo determinado para crecer o más bien para elevarnos por encima de algunas trivialidades nuestras. Podemos exigirnos ser más nobles, más grandes y más universales para convertimos en una fuerza irradiante de genuina fraternidad.

¿Hacia quién? Hacia todos. Hacia todos los que lo necesiten. Hacia todos los que quieren ser ayudados. Cuando decidimos hacerlo, siempre hay alguien que aparece y que necesita precisamente eso. Sólo tenéis que estar atentos. Cuando existe un deseo por vuestra parte de hacer algo por alguien y no sabéis a Quien, alguien aparecerá en busca de aquello precisamente que tenéis para darle.

En otras palabras, el Solsticio de Invierno es un período en el que podemos crecer más rápidamente, más definitivamente, de forma más potente, porque tenemos con nosotros unas fuerzas espirituales muy poderosas que están actuando, y podemos sintonizamos con ellas.

Y cualquier cosa que se sintonice con un ritmo superior empieza a vibrar al unísono con ese ritmo.

Tal vez no dure mucho tiempo. Tal vez volvamos a caer al cabo de un tiempo. Tal vez no seamos capaces de mantenerlo durante demasiado tiempo, debido a las asociaciones mundanas y a nuestras propias debilidades internas que volverán a establecer su dominio. Pero vamos a intentarlo. Puede conseguirse.

Puede hacerse con éxito. Y sus resultados nunca se valorarán lo suficiente. No sabemos cuánto bien podemos hacer. Puede ser algo crucial en la vida de otra persona. Puede ser crucial en nuestra propia vida en algún punto desconocido para todos los demás.

Y otro pensamiento amigos míos. Obviamente, bajo la luz de estas Enseñanzas, no estamos solos. Nunca nos pueden abandonar. La única manera de que nos abandonen es construyendo un muro de egoísmo humano que nos impida ser humanos. Entonces estaremos solos, porque estaremos dentro de una fortaleza construida por nuestra propia ignorancia y estupidez.

Algunas personas lo hacen y no lo saben. Pero, estrictamente hablando, no estamos solos. Formamos parte de ese peregrinaje. Siempre hay unos individuos dispuestos a mostrarnos el siguiente paso dentro de la evolución. Cada uno de nosotros, en un momento u otro, si lo deseamos, podríamos abrirle una ventana a otro hermano, a otra persona.

Tal vez esto conlleve problemas, metafóricamente hablando, pero de forma muy realista, y podéis decirle a esa persona “Acércate a esta ventana. ¿Has visto esta vista?” Y le dais algunas de las Enseñanzas con palabras sencillas. Y de repente, es incapaz de volver atrás a sus problemas otra vez. Ha divisado una visión más amplia. Sabe que hay una vida más grande.

Cualquiera de nosotros puede hacerlo, si buscamos la oportunidad. Y si buscamos una oportunidad, la oportunidad surge invariablemente. Porque esto está basado en la Ley, no en la casualidad. Y por esto nunca estamos solos.

Los Grandes Seres están dedicados a ayudar a la humanidad. Pero sólo pueden ayudar a los que están dispuestos a ayudarse a sí mismos.

No pueden detener el mal en el mundo, porque el karma tiene que trabajarse desde dentro. Pero pueden ayudar mucho, y lo hacen, para aliviar el sufrimiento, para mejorar las condiciones y para abrir puertas nuevas a los que pueden ver.

 “La Tierra no pertenece al hombre; el hombre pertenece a la Tierra. Todas las cosas están conectadas como la sangre que une a una familia. Todas las cosas están conectadas. Lo que le ocurre a la Tierra les ocurre a los hijos de la Tierra. El hombre no tejió la trama de la vida: él no es más que un hilo de ella. Lo que le haga a la trama, se lo hace a sí mismo.”

Jefe Seattle

Ω

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